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miércoles, 8 de agosto de 2007

De nuevo a los trenes...


Nubes, amenazas de lluvia, tiempo bastante fresco... Hoy me despido de esta ciudad con no mucha melancolia (menos que cuando me despedi de Nizhny Novgorod). A las 7 de la tarde me subo mi tercer tren con destino a Krasnoyarsk. Sera el recorrido mas largo de todos: mas de 35 horas de viaje, una distancia similar a la que existe entre Barcelona y Helsinki, o entre Buenos Aires y Lima. Por eso, tengo que advertir a los lectores de Siberian Dream que estare (quizas) un par de dias sin actualizar el blog, como minimo hasta el sabado. Cuando pise Krasnoyarsk, podre decir que ya estoy realmente en Siberia. Por fin. Con tanto tiempo arriba del tren, sera una incognita saber quien me tocara como companero de viaje. Y de que manera pasaremos el tiempo, de que hablaremos, que comeremos, que beberemos... Pero eso es lo que vine a buscar: aventura, incertidumbre, sorpresas, descubrimientos, experiencias...

Aunque vine de viaje yo solo, se puede decir que ayer por la manana estuve realmente "solo" por primera vez en el viaje. En estos doce dias de periplo ruso, siempre estuve en compania de gente. Sergei se fue a trabajar y me dejo durmiendo en su casa. Aproveche para recuperar el sueno perdido, arreglar mis cosas, afeitarme, escribir (ya tengo como 40 paginas escritas en mi cuaderno) e incluso me dio tiempo de afinar la guitarra de Sergei. Despues me tome un bus hasta el centro de la ciudad. He de recordar que Sergei vive a una hora de viaje en bus hasta el centro, y yo solito me fui para Yekaterimburgo, acompaniado de mi mapa y mi mochilita. Fue mucho menos dramatico que el dia anterior, en el que Oleg y sus amigos me metieron en un minibus de vuelta a casa sin saber yo donde cuernos estaba, en un coche atestado de rusos que me miraban raro (o, al menos, eso me parecia a mi). Ayer recorri nuevamente la ciudad y volvi a pasar por los mismos lugares que el dia anterior. Una muestra: anduve por la peatonal principal de la ciudad y ese paseo confirmo' lo que sospechaba: que todas las peatonales del mundo son exactamente iguales. Sino, miren...



Me di cuenta que ya tenia ganas de irme, tengo ganas de pasar a mi siguiente destino. Victor, un viajero que contacte por internet y que hizo el mismo viaje el anio pasado, tenia razon: con dos dias es suficiente para conocer las ciudades por las que pasa el Transiberiano. Ya es mi tercer dia aqui y me estoy aburriendo. Y ademas, tengo muchas ganas de naturaleza, hasta ahora solo he conocido ciudades, grandes y ruidosas ciudades. Anhelo con muchas ganas llegar al Lago Baikal, una verdadera maravilla de la naturaleza, o la estepa mongola, y convivir con los nomades en sus gers... Pero eso es otro capitulo de la historia. Capitulo que aun no me toca vivir. Ahora solo se que tengo que ir al supermercado a comprar comida para el larguisimo viaje. Hasta dentro de un par de dias. Do vstriechi!

martes, 7 de agosto de 2007

Yekaterimburgo. Dia 2.

Segundo dia en Yekaterimburgo. El cansancio me esta venciendo, llegue tardisimo a la casa de Sergey, me voy a dormir temprano si es que los voraces mosquitos me lo permiten. Bueno, temprano es un decir, son las 11 de la noche, segun el huso horarario que me toca por estos dias. Hoy me levante a las 8 de la maniana porque Sergey se iba a la oficina, y como vive a 10 km del centro de la ciudad, me fui con el en el coche hasta su oficina. Me fui caminando hasta el centro (como 20 minutos andando) y me puse a hacer el mini tour correspondiente. Visite el sitio donde asesinaron a la familia real rusa y, para mi sorpresa, hoy es una lujosisima iglesia (segun me contaron luego tiene solo 7 anios de vida y es tiene las figuras sacras mas costosas de Rusia), y una iglesia en el que la familia real es elevada a la categoria de santos. Me quede sorprendido al ver las imagenes de Nicolas II (el ultimo zar de Rusia) con atuendos sagrados, la santa aura y sosteniendo la cruz ortodoxa en su mano derecha... En fin. Luego me encontre con Oleg, un amigo de Sergey que conoci ayer, y se presto a hacerme conocer la ciudad. Fuimos a comer a un restaurante japones, pero yo en realidad pedi comida rusa. Y despues me presento a otros amigos que me enseniaron algunas palabras en "slang" ruso, incluso algun que otro insulto. Quien sabe, quizas tenga que utilizarlas alguna vez en lo que me queda de viaje.

Yo con Oleg y sus amigos. Y el mochuelo, claro.


Enterandose de la realidad rusa, en la peatonal principal de Yekaterimburgo.


Es normal encontrar botellas vacias por todas las calles de Rusia. Incluso la gente bebe cerveza por la calle a toda hora. Detras, la Iglesia de la Sangre, en la que se encuentra el lugar donde mataron a la familia real.


Monumento a los caidos en la guerra con Afganistan.


Y una panoramica de la ciudad, desde el edificio mas alto de Yekaterimburgo.

lunes, 6 de agosto de 2007

Tercer capitulo: Yekaterimburgo



Yekaterimburgo, Ekaterimburgo, Yekaterimburg... La tercera ciudad de Rusia, la ciudad de los Urales, la puerta de Asia, la capital de la mafia... He leido y escuchado muchos nombres y denominaciones de la ciudad en la que ahora me encuentro. Llegue hoy por el mediodia a Yekaterimburgo (asi la llamare de ahora en adelante), traspase el primer huso horario de Rusia (+2 respecto a Moscu) y ya estoy geograficamente en el continente asiatico. Y las cosas que vivi desde que despedi a Anya y Alex de Niznhy Novgorod fueron realmente increibles. Las relatare en breves palabras porque ahora estoy en la PC de Sergey (el chico de Couchsurfing que contacte en esta ciudad) y tampoco quiero abusar de su amabilidad...

Bueno. Me despedi de los chicos de Novgorod, y me subi al tren. La hospitalidad que me dieron fue realmente increible, ojala puedan venir a Barcelona algun dia para, de alguna manera, devolverles esa hospitalidad. Me subi al tren. El trayecto que compre de Niznhy a Yekaterimburgo era kupe (segunda clase), en el que comparto compartimiento (valga la redundancia) con tres personas mas. Me toco viajar con Irina, veterinaria de 34 anios que vive en un pequeno pueblo de Siberia, su pequenio hijo Anton y con Natasha, de 26 anios, de Cheliabinsk una ciudad de un millon de habitantes al sur de Yekaterimburgo; Natasha trabaja en una fabrica de especias y venia de visitar a sus parientes en un pueblo cercano a Niznhy, y volvia a su casa, en la que vive con su marido. Anton tiene 8 anios, habla un poquitito de ingles (el que le ensenian en su escuelita de Siberia) y le gusta el futbol. Tengo que aclarar, que nadie hablaba ingles (Natasha y Anton tan solo unas pocas palabras). El resto me entere por medio del diccionario espaniol-ruso que llevo y con senias. Y con mucha paciencia y ganas de conocer otras personas. Irina me parecio una persona maravillosa. Siempre con su gran sonrisa y sus ojos brillantes me ofrecia para comer (se asomaba a mi litera y me decia "Franka... kushet?"), sin pedir nada a cambio, me ofrecia tomates y manzanas de su huerta (que estaban buenisimas) y cuando me contaba que eran plantados en su pueblo se notaba un poquito de orgullo. Me preguntaron muchas cosas sobre mi, sobre mi vida y porque habia elegido hacer un viaje asi. Con mi casi nulo ruso, el diccionario y paciencia, intente explicarles que en Espania los toros no van caminando por la calle, les conte sobre San Fermin, me preguntaron por la Tomatina, quisieron saber sobre mi trabajo, mi familia, mis deportes favoritos... Y asi fui descubriendo a tres personas maravillosas. El viaje duro casi un dia, y en ese tiempo y con la barrera del idioma, igualmente nos hicimos grandes amigos. Nos intercambiamos los e mails y despues me acompaniaron hasta la parada de los trolebuses. Pero aqui no termina la historia. Natasha se despidio porque tenia que tomar un bus hasta su ciudad. Yo, mientras tanto, tenia que tomarme el trolebus 18 (para ir a la oficina de Sergey, a 20 min. de la estacion de tren) y, como se supone, no tenia idea de como llegar. Irina y su hijito se quedaron conmigo porque tenian que esperar 3 horas para su proximo tren, entonces me llevaron a la estacion, Irina pregunto a todo el mundo cual era el bus que me dejaba mas cerca en la calle Studenskaya, a una, a otra persona, hasta que encontramos la parada. Y no solo eso. Se quedaron conmigo para esperar a que tome el bus. Yo estaba maravillado con tanta amabilidad. Pero el bus no llegaba. Irina se puso a hablar con una seniora que tambien esperaba el 18 (cosas que evidentemente no comprendi), y finalmente me dijo (en ruso, pero no se por que lo comprendi) que aparentemente los choferes de la linea 18 no trabajaban y que debia tomar otra linea, que me fuera con la seniora que hacia el mismo camino. Me despedi de Irina y Anton con montones de "Paka" y de "Spasibas", agradeciendole enormemente tanta predisposicion, y encantado con su predisposicion. Espero verlos alguna otra vez en mi vida y aprender un poquito mas de ruso para que me cuenten mas de sus vacaciones en el Mar Negro o lo preciosa que es su casa de campo en primavera.

Bueno, finalmente segui a la abuela, a quien por supuesto tampoco entendia. Recordar que yo iba con mis dos mochilotas a todos lados(la mas grande pesa 20 kilos), y el calor era bastante molesto. Despues de esperar un rato, nos subimos al bus 19. Cada vez que miraba el mapa que habia comprado en un quiosco de diarios la abuela se enfadaba (quizas pensaba que no confiaba en ella) y hasta me lo saco y todo. Bajamos, pregunto a varias personas donde estaba la famosa calle Studenskaya. Nadie sabia. Yo ni idea donde estaba. Sin embargo, nunca perdi la calma. Entonces seguimos caminando, la abuela me hablaba y me hablaba, y yo respondia con varios "aha", "da" o "jarasho"... Hasta que finalmente encontramos la calle. Me despedi de la seniora con la misma gratitud que con Irina. Y a los pocos metros encontre la oficina de Sergey. Ahora estoy en su casa, vive en un barrio de las afueras de la ciudad, un sitio muy tranquilo y rodeado de arboles. Conoci a su amigo, Oleg, que me pregunto muchas cosas sobre la politica de Europa que le interesaba saber (ya que estudia ciencias politicas y, por suerte, habla bien ingles) y se ofrecio para llevarme a conocer la ciudad. Pronto me ire a dormir, con un sentimiento de fascinacion por la gente incomparable que estoy conociendo en mi camino. Gente que jamas olvidare...

Y para cerrar este post, imagenes y rostros de algunas de las cosas que acabo de contar...

Una pareja camino a Niznhy, en la estacion de Kursky, Moscu. Ella, neocelandeza, el ingles. Su viaje terminaba nada menos que en Nueva Zelanda, en donde se casarian y se quedarian a vivir. En la imagen, sosteniendo mi guia Siberian Dream y presentando al afamado Mochuelo, la mascota que esta causando verdadera sensacion en Rusia, Siberia y en el mundo entero.


Ofreciendo un concierto de balalaika, frente al Kremlin de Niznhy Novgorod.


Anya, Alex y servidor, mis amigos de Niznhy, que me fueron a despedir a la estacion.


Una parada para estirar las piernas en la estacion Kirov, a mitad de camino entre Nizjny y Yekaterimburgo.


Yo, Natasha, Anton e Irina, mis companieros de kupe en mi segundo trayecto en el Transiberiano.